Yo no sé si vosotras estáis cansadas de hospital, pero yo sí. ¡Hasta el moño! Hoy es ya nuestro 23 día de ingreso -
lo hago todo mayestático, pero que sepáis que los 23 días ahí ha estado la tía, como un clavo- y estamos ya deseando ver el alta. Mi novio está mejor, hace una semana le hicieron una punción para sacarle todo el pus que le había provocado la infección y lleva con una sonda saliéndole del intestino desde entonces. Ay, la punción... Sus únicas palabras al salir fueron:
"sentí cómo me ensartaban vivo". Sólo de verlo cómo salió, se me caía el alma a los pies.
¡Pero ya está! Ahora el pus ha salido y él ya puede comer después de tres semanas sin probar un sólido. En dos semanas tienen programada la operación -
aunque estos cirujanos ya se sabe, hoy te dicen blanco, mañana negro y pasado que ya verán- y cruzamos los dedos porque hasta el día de la operación lo puedan mandar a casa.
¡Que estoy mu' sola! Jajaja.
Y hasta aquí con el tema hospital.
- Quería daros las gracias por los comentarios en la entrada anterior. -
No fueron unos días fáciles, fui presa del agobio y de esta puñetera enfermedad que tiene que asomar la cabeza de vez en cuando. Sí os digo que desde aquel día no volví a caer, a pesar de que la situación se fue tornando cada vez a peor. Fui muy fuerte y estoy muy orgullosa de mí.
¿Dejé de darme atracones? Pues no, alguno que otro cayó, la verdad, pero pude omitir el paso más dañino -
vomitar- y estoy contenta.
Ya van a hacer dos años desde que empecé a recuperarme, y parte de ese tiempo estuve acudiendo al psicólogo de la Seguridad Social. Fue decisión mía dejar de ir, porque salía con un cabreo y un vacío terribles, pero la posibilidad de volver, como dije,
sigue estando encima de la mesa.
Aparte de esto, son ya
casi cinco años los que llevo sufriendo trastornos de la conducta alimentaria. Conozco bien los perjuicios de la anorexia y de la bulimia, básicamente porque he sufrido ambas. Sé lo que ocurre cuando uno vomita, yo he sufrido ruptura de parte de los dientes por el desgaste de los ácidos, reflujo por culpa de tirarme muchos días vomitando, caries, me he hecho sangre en la garganta... En fin, creedme que lo sé. Me ha faltado la ruptura de esófago, y menos mal, porque era algo a lo que tenía terror cada vez que vomitaba -
no es frecuente, pero oye, da susto-.
Sin embargo, el conocer los riesgos físicos que esto provoca no siempre sirve a la hora de incitar a alguien a la recuperación. En aquel tiempo, temía la ruptura de esófago, ¡y seguía haciéndolo sin parar! Cada uno tiene sus tiempos, y no estoy diciendo que quiera dejarme caer en la decadencia, pero sí
darme un tiempo para reflexionar y pensar si soy capaz de llevarlo o no.
Pues eso, que muchas gracias por comentar y darme vuestra opinión, lo valoro mucho.^^
Una vez
"superada" esa
recaída que me dio, la cosa fue bastante bien. Empecé a ir a comer a casa de mi suegro, y comiendo acompañada me sentía mejor. Las cenas las hacía en casa, pero sin mayor problema, mi pan integral con pavo y verduras, mi yogur desnatado y tan a gusto.
Lo que sí es verdad es que me he dado más caprichitos de la cuenta: algún chocolatito de las máquinas de allí, dulces que traen al hospital... En fin, esas cosas. Sin embargo, hace unos días me dio por pesarme y
-what?!- había bajado un kilo desde que empezamos con esto del hospital.
Preferiría no haber adelgazado, y que no hubiéramos tenido hospital, pero bueno, jajaja.
Hasta aquí mi entrada kilométrica.
Me paso por vuestros próximamente, que ya voy teniendo tiempo. ^^
Besos,
Noa.